martes, 23 de junio de 2009
"Casa tomada"
Nosotras creemos que en el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, las personas o, en este caso, los seres que se toman la casa, eran espíritus de los antepasados de los hermanos protagonistas del cuento. Primero que todo, al decir que “el sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación.”, nos da la sensación de que no eran humanos, ya que no hablaban o lo hacían muy despacio, como susurrando. Si hubieran sido humanos tomando una casa, claramente lo hubieran hecho de una manera más escandalosa o, por lo menos, se hubieran escuchado ruidos más fuertes. También podemos ver que estos seres aparecen de la nada en la casa, sin derribar puertas o paredes ni forzar cerraduras, cosa que es solamente posible si se trata de seres paranormales. Además se puede observar que los hermanos esperaban que llegara alguien a tomares la casa, hay mucha gente que espera la visita de sus difuntos antepasados. Por último, vemos que Irene se asusta, en un momento, cuando los ve. Esta puede ser la respuesta de la mujer al ver un ser paranormal que, aunque sea su antepasado, claramente le causa miedo. Además ambos reaccionan de una manera bastante calmada ante el hecho de que su casa estuviera siendo tomada por estos enigmáticos seres, ya que si la casa hubiese sido tomada por ladrones o algo por el estilo, no creemos que la reacción de los personajes hubiese sido la misma.
domingo, 21 de junio de 2009
"Estanvito" y "Macario"
En cuanto comenzamos a leer el cuento “Macario” del escritor Juan Rulfo, pudimos notar enseguida que el personaje que protagonizaba la historia era bastante fuera de lo común. El hecho de que lo primero que nombrara fuera que se encontraba sentado junto a la alcantarilla aguardando que salieran las ranas para así poder aplastarlas a tablazos, nos deja convencidos sobre la condición de Macario. Una persona deficiente mental es una persona enferma. Es aquel que tiene un repertorio limitado de conductas conformado por los acontecimientos que constituyen su historia. Entre las condiciones socio-culturales que producen deficiencias, el conductismo destaca el ambiente pobre culturalmente, las oportunidades educativas limitadas y las prácticas paternas negativas. Es decir, una persona que en nuestra sociedad naturalmente se encuentra en desventaja. Es por esto que muchos de los individuos que padecen de esta enfermedad o déficit, no solo tienen grandes problemas en cuanto a la adaptación social, sino que también son muy susceptibles al aprovechamiento por parte de otras personas que no padecen de esta deficiencia hacia ellos.
En el cuento de Juan Rulfo, podemos apreciar en variadas ocasiones, como los demás personajes se aprovechan de Macario debido a su condición mental. Felipa, quien es la mujer que se encargaba de la cocina, es descrita como una persona muy querida por el protagonista, sin embargo, a lo largo de la historia podemos notar como ella se aprovechaba sexualmente de él. Cuando Macario describe inocentemente las visitas de Felipa a su cuarto, donde ella le daba de mamar leche de sus pechos y le hacía cosquillas por todas partes, nos encontramos con nada más y nada menos que con un acoso sexual. Por otro lado, la madrina de de Macario también se aprovecha de su condición. A pesar de que este personaje no nombre con detalles cada una de las situaciones de aprovechamiento por parte de su madrina hacia él, podemos inferir que sí lo hace debido a lo que Macario describe sobre lo que ella le dice. Macario dice en una parte del cuento, que si no mataba a las ranas para que no cantaran, su madrina se llenaría de coraje y rogaría a sus santos para que lo enviaran de frente a la condenación eterna. En otras palabras, la madrina utilizaba excusas que naturalmente el protagonista creería debido a su deficiencia mental o incapacidad de sacar conclusiones propias acerca de un determinado hecho para así poder manipularlo y hacer que cumpliera sus órdenes. Además, Macario dice que si fuera enviado al infierno no podría ver a ninguno de sus padres difuntos, ya que ellos se encontrarían en el cielo.
El tema del aprovechamiento hacia las personas con deficiencia mental también lo podemos apreciar en el cuento Estanvito de Pía Barros. Los “muchachos”, los cuales Estanvito menciona que eran buenos, se aprovechaban de éste al hacerlo acarrear a los muertos. Se puede inferir que, obviamente, éste era un trabajo que nadie quería hacer, entonces se aprovechaban de el enfermito para que llevara con una carretilla a las personas que los otros habían matado. Claramente Estanvito no entendía completamente lo que estaba haciendo, incluso le llama “problemas” a los muertos que llevaba, más encima le entregaban los muertos en bolsas selladas. Se puede ver que los muchachos persuadían un poco a Estanvito diciéndole que confiaban en él para hacer éste trabajo, probablemente el muchacho se sentía importante y quería, con mayor razón, realizar el trabajo. También lo premiaban llevándolo en sus camionetas.
En el cuento de Juan Rulfo, podemos apreciar en variadas ocasiones, como los demás personajes se aprovechan de Macario debido a su condición mental. Felipa, quien es la mujer que se encargaba de la cocina, es descrita como una persona muy querida por el protagonista, sin embargo, a lo largo de la historia podemos notar como ella se aprovechaba sexualmente de él. Cuando Macario describe inocentemente las visitas de Felipa a su cuarto, donde ella le daba de mamar leche de sus pechos y le hacía cosquillas por todas partes, nos encontramos con nada más y nada menos que con un acoso sexual. Por otro lado, la madrina de de Macario también se aprovecha de su condición. A pesar de que este personaje no nombre con detalles cada una de las situaciones de aprovechamiento por parte de su madrina hacia él, podemos inferir que sí lo hace debido a lo que Macario describe sobre lo que ella le dice. Macario dice en una parte del cuento, que si no mataba a las ranas para que no cantaran, su madrina se llenaría de coraje y rogaría a sus santos para que lo enviaran de frente a la condenación eterna. En otras palabras, la madrina utilizaba excusas que naturalmente el protagonista creería debido a su deficiencia mental o incapacidad de sacar conclusiones propias acerca de un determinado hecho para así poder manipularlo y hacer que cumpliera sus órdenes. Además, Macario dice que si fuera enviado al infierno no podría ver a ninguno de sus padres difuntos, ya que ellos se encontrarían en el cielo.
El tema del aprovechamiento hacia las personas con deficiencia mental también lo podemos apreciar en el cuento Estanvito de Pía Barros. Los “muchachos”, los cuales Estanvito menciona que eran buenos, se aprovechaban de éste al hacerlo acarrear a los muertos. Se puede inferir que, obviamente, éste era un trabajo que nadie quería hacer, entonces se aprovechaban de el enfermito para que llevara con una carretilla a las personas que los otros habían matado. Claramente Estanvito no entendía completamente lo que estaba haciendo, incluso le llama “problemas” a los muertos que llevaba, más encima le entregaban los muertos en bolsas selladas. Se puede ver que los muchachos persuadían un poco a Estanvito diciéndole que confiaban en él para hacer éste trabajo, probablemente el muchacho se sentía importante y quería, con mayor razón, realizar el trabajo. También lo premiaban llevándolo en sus camionetas.
jueves, 11 de junio de 2009
"Ana María"
Continuación del cuento leído en clases...
Al hombre no le agradaba cuando su esposa se quedaba quieta y muda a su lado. A pesar de que le fuera difícil conciliar el sueño con sus comunes movimientos, el hecho de que no hablara o dejara de moverse lo mantenía intrigado toda la noche. Se sentía angustiado. Se quedaba pensando en lo que pudiera estar pasando por la mente de su esposa o lo que podría haber dicho o hecho mal. Al fin y al cabo no era solamente “la mula” para él. Años antes se había enamorado profundamente de aquella mujer de rasgos finos y ojos tristes y aunque ahora no acostumbrara a decírselo, sin ella el hombre no sería nada.
Al igual que todos los días de su vida, el hombre volvió al trabajo la mañana siguiente. Cuando ya había terminado su jornada de trabajo, decidió retornar a la sombra del sauce donde quizás lo aguardaría la niñita jugueteando por el jardín. Pero no fue así, de hecho el hombre no logró cerrar un ojo en todo el rato que se acostó bajo el sauce, ya que creía que si se quedaba dormido no notaría la llegada de la niñita al jardín, pero ella no apareció. Decepcionado y por alguna razón bastante deprimido, cerró los ojos y la imaginó. Imaginó que corría por entre las flores, descalza y sonriente, como alguna vez la había visto hacerlo.
- ¡Oye Reinaldo se terminó el receso! ¡Vuelve al trabajo antes que el patrón lo note será mejor!
El hombre, hundido en la imaginación, saltó del susto al escuchar la voz de uno de sus compañeros de trabajo.
- Sí, ya voy…Si te dice algo sobre mi ausencia, dile que tuve que ir a dejarle unos documentos a mi esposa pero que no me tardo.
- Bueno, no hay problema yo le digo pero apresúrate…
En ese instante el hombre sintió como los piecesitos de la niñita hacían crujir el pasto seco del suelo al pisarlo. Levantó la vista y la vio, igual de hermosa que siempre.
La niña parecía estar más feliz que nunca y con un ramo de flores recogidas del jardín en la mano izquierda saltaba y revoloteaba por entre los arbustos y maceteros.
- ¡Oye Rubén! Ven aquí un momento por favor.
El compañero de trabajo de Reinaldo, que ya había emprendido camino devuelta a su labor, se dio media vuelta al escuchar el llamado del hombre y se acercó a la reja que los separaba de la enorme propiedad donde se encontraba la criatura.
-¿Qué pasa hombre?
-¿Qué acaso no la ves? ¡Mira por allá entre esos árboles!
- ¿Qué acaso no veo qué? Allá entre los árboles no hay nada Reinaldo…
-¿Cómo que no hay nada? ¿Qué no ves a esa niñita de pelo claro? ¡Mírala se está acercando a nosotros!
- ¡Parece que a ti te dio mucho el sol en la cabeza Reinaldo, si estas alucinando hombre! Allá no hay nada y no lo ha habido hace muchos años, por lo menos no en este jardín. ¿Qué no tenías idea que en esa casa vive una señora muy anciana que no sale ni para tomar un poco de aire? Una niñita es lo último que encontrarías en este jardín. Ahora si me lo permites voy a volver al trabajo.
El hombre, todavía con la mirada fija en la niña, se aferró a los barrotes de la reja y las apretó firmemente. No podía ser verdad lo que su compañero de trabajo le decía, al menos no para él, que la veía con sus propios ojos. Al abrir los ojos, el hombre se encontró con la pequeña frente a él. Reinaldo soltó los barrotes de la reja y se sentó en la acera lo más pegado a la niña posible. Sentía tanto su propia respiración como la de ella. Fue entonces cuando la miró fijamente a los ojos, tan fijo como nunca antes había mirado a una persona e hipnotizado por el profundo color de aquellos luceros, divisó a su mujer. La vio triste y desamparada llorando desconsoladamente. Siguió mirando esa imagen en los ojos de la niña por un instante, y convencido de lo que le querían decir, emprendió camino a casa, donde ella lo esperaría.
Al hombre no le agradaba cuando su esposa se quedaba quieta y muda a su lado. A pesar de que le fuera difícil conciliar el sueño con sus comunes movimientos, el hecho de que no hablara o dejara de moverse lo mantenía intrigado toda la noche. Se sentía angustiado. Se quedaba pensando en lo que pudiera estar pasando por la mente de su esposa o lo que podría haber dicho o hecho mal. Al fin y al cabo no era solamente “la mula” para él. Años antes se había enamorado profundamente de aquella mujer de rasgos finos y ojos tristes y aunque ahora no acostumbrara a decírselo, sin ella el hombre no sería nada.
Al igual que todos los días de su vida, el hombre volvió al trabajo la mañana siguiente. Cuando ya había terminado su jornada de trabajo, decidió retornar a la sombra del sauce donde quizás lo aguardaría la niñita jugueteando por el jardín. Pero no fue así, de hecho el hombre no logró cerrar un ojo en todo el rato que se acostó bajo el sauce, ya que creía que si se quedaba dormido no notaría la llegada de la niñita al jardín, pero ella no apareció. Decepcionado y por alguna razón bastante deprimido, cerró los ojos y la imaginó. Imaginó que corría por entre las flores, descalza y sonriente, como alguna vez la había visto hacerlo.
- ¡Oye Reinaldo se terminó el receso! ¡Vuelve al trabajo antes que el patrón lo note será mejor!
El hombre, hundido en la imaginación, saltó del susto al escuchar la voz de uno de sus compañeros de trabajo.
- Sí, ya voy…Si te dice algo sobre mi ausencia, dile que tuve que ir a dejarle unos documentos a mi esposa pero que no me tardo.
- Bueno, no hay problema yo le digo pero apresúrate…
En ese instante el hombre sintió como los piecesitos de la niñita hacían crujir el pasto seco del suelo al pisarlo. Levantó la vista y la vio, igual de hermosa que siempre.
La niña parecía estar más feliz que nunca y con un ramo de flores recogidas del jardín en la mano izquierda saltaba y revoloteaba por entre los arbustos y maceteros.
- ¡Oye Rubén! Ven aquí un momento por favor.
El compañero de trabajo de Reinaldo, que ya había emprendido camino devuelta a su labor, se dio media vuelta al escuchar el llamado del hombre y se acercó a la reja que los separaba de la enorme propiedad donde se encontraba la criatura.
-¿Qué pasa hombre?
-¿Qué acaso no la ves? ¡Mira por allá entre esos árboles!
- ¿Qué acaso no veo qué? Allá entre los árboles no hay nada Reinaldo…
-¿Cómo que no hay nada? ¿Qué no ves a esa niñita de pelo claro? ¡Mírala se está acercando a nosotros!
- ¡Parece que a ti te dio mucho el sol en la cabeza Reinaldo, si estas alucinando hombre! Allá no hay nada y no lo ha habido hace muchos años, por lo menos no en este jardín. ¿Qué no tenías idea que en esa casa vive una señora muy anciana que no sale ni para tomar un poco de aire? Una niñita es lo último que encontrarías en este jardín. Ahora si me lo permites voy a volver al trabajo.
El hombre, todavía con la mirada fija en la niña, se aferró a los barrotes de la reja y las apretó firmemente. No podía ser verdad lo que su compañero de trabajo le decía, al menos no para él, que la veía con sus propios ojos. Al abrir los ojos, el hombre se encontró con la pequeña frente a él. Reinaldo soltó los barrotes de la reja y se sentó en la acera lo más pegado a la niña posible. Sentía tanto su propia respiración como la de ella. Fue entonces cuando la miró fijamente a los ojos, tan fijo como nunca antes había mirado a una persona e hipnotizado por el profundo color de aquellos luceros, divisó a su mujer. La vio triste y desamparada llorando desconsoladamente. Siguió mirando esa imagen en los ojos de la niña por un instante, y convencido de lo que le querían decir, emprendió camino a casa, donde ella lo esperaría.
domingo, 7 de junio de 2009
"Las ruinas circulares"
El nombre de nuestro cuadro es: " El sueño perfecto"
Decidimos pintar este cuadro, ya que en el cuento que leímos en clases llamado "Las ruinas circulares", se puede apreciar un hombre que sueña. Es por esto que nuestra pintura representa la imágen que nosotras consideramos la más cercana a una persona soñando . Nos inspiramos en un cuadro de José García Chibbaro, un artista chileno que representa sueños o personas soñando en variadas obras.
"Almohadón de plumas"
El autor de "Almohadón de plumas" es el escritor Horacio Quiroga, del cual averiguamos un poco sobre su vida y la relación que tiene ésta con los cuentos que escribe, pero sobretodo con el leído en clases.
Quiroga nació en Uruguay, el 31 de diciembre de 1878 y es considerado el mejor cuentista latinomericano de todos los tiempos.
En su vida, ocurrieron muchas tragedias que, sin duda, lo marcaron. Se le murió su padre, se suicidaron su esposa y su padrastro y mató accidentalmente a un amigo. Además de muchos matrimonios conflictivos, una vida de estrechéz económica, muchas veces cercana al suicidio y vinculada con drogas. Por esto se dice que Horacio era un tipo indiferente, frío y pesimista.
Todo esto se ve reflejado en sus obras, las cuales casi todas están relacionadas con la muerte, cosa que fue muy cercana al escritor durante toda su vida. Los cuentos de Horacio Quiroga también eran de alucinación, crimen, locura y estados delirantes, a veces, mezclaba personajes humanos y animales que hablan o no existen. En el cuento "Almohadón de plumas", vemos que el tema principial es la muerte como en todos los cuentos del escritor. En el caso de éste cuento, muere la esposa del protagonista, lo que pasó también en la vida de Quiroga. Además, vemos una mezcla entre personajes humanos y un bicho paranormal, el que claramente no existe en la vida real, lo que es tema recurrente en las obras del artista. También se ve que el protagonista del cuento, Jordán, era un tipo muy frío e indiferente. Aunque amaba profundamente a su esposa, no se lo daba a conocer. Estas características, reflejan la personalidad del autor, ya que, según su biografía, el poseía las mismas cualidades.
Quiroga nació en Uruguay, el 31 de diciembre de 1878 y es considerado el mejor cuentista latinomericano de todos los tiempos.
En su vida, ocurrieron muchas tragedias que, sin duda, lo marcaron. Se le murió su padre, se suicidaron su esposa y su padrastro y mató accidentalmente a un amigo. Además de muchos matrimonios conflictivos, una vida de estrechéz económica, muchas veces cercana al suicidio y vinculada con drogas. Por esto se dice que Horacio era un tipo indiferente, frío y pesimista.
Todo esto se ve reflejado en sus obras, las cuales casi todas están relacionadas con la muerte, cosa que fue muy cercana al escritor durante toda su vida. Los cuentos de Horacio Quiroga también eran de alucinación, crimen, locura y estados delirantes, a veces, mezclaba personajes humanos y animales que hablan o no existen. En el cuento "Almohadón de plumas", vemos que el tema principial es la muerte como en todos los cuentos del escritor. En el caso de éste cuento, muere la esposa del protagonista, lo que pasó también en la vida de Quiroga. Además, vemos una mezcla entre personajes humanos y un bicho paranormal, el que claramente no existe en la vida real, lo que es tema recurrente en las obras del artista. También se ve que el protagonista del cuento, Jordán, era un tipo muy frío e indiferente. Aunque amaba profundamente a su esposa, no se lo daba a conocer. Estas características, reflejan la personalidad del autor, ya que, según su biografía, el poseía las mismas cualidades.